Presentación: Mein es la evolución de O pequeno. Un vino seductor elaborado con las variedades locales que reúne la diversidad y la riqueza de los viñedos de Ribeiro, compuestos por minifundios, parcelas situadas a lo largo del valle del Avia.
Viticultura y Elaboración: Está elaborado con treixadura, godello, albariño y torrontés de diferentes parcelas que se sitúan a lo largo del valle del Avia, caracterizado por sus terrenos abruptos y en el que cada minifundio tiene su personalidad. Se diseña a partir de un ensamblaje de treixadura (mayoritaria), godello, albariño, torrontés y loureira. En su llegada a la bodega, el vino fermenta por separado según las zonas y las variedades distintas viñas se vendimiaron en su momento óptimo de maduración en cajas de 12 kg y se llevaron a bodega donde se prensaron por separado.. Cada una de las variedades y parcelas se elaboraron aisladas del resto, excepto el ensamblaje del prensado, que mezcla las distintas variedades del proyecto. Se realizaron fermentaciones en acero inoxidable y foudres. Tras 10 meses de crianza en los mismos depósitos y foudres, se ensamblaron las distintas parcelas y variedades y se embotelló el vino.
Crianza sobre lías durante 10 meses.
Ficha de Cata:
tiene un color amarillo paja pálido. La nariz es limpia, seductora e intensa, con atisbos de frutas blancas como la manzana, la pera y algunos cítricos, así como con notas de hierbas, hinojo y sutiles recuerdos de flores blancas. Evoca un fragante paseo de primavera con unos incipientes botones florales a punto de florecer. La boca es sedosa, fresca y larga. Con un buen volumen, amplitud y precisión. Sutiles recuerdos finales cítricos y de flores.
Maridaje Recomendado:
La copa ideal para acompañar pescados, mariscos, arroces y todo tipo de quesos de pasta blanda.
Particularidades de la añada 2022:
El año 2022 se recordará en España y precisamente en Ribeiro por las olas de calor y la sequía que se sucedieron a lo largo del verano. El invierno fue bastante seco, pero normal en cuanto a temperaturas. A finales de febrero, la tendencia cambió: los meses de marzo y abril fueron húmedos y fríos. Esto retrasó la brotación, pero conllevó un trabajo extra en cuanto a control de cubiertas vegetales durante varias jornadas con riesgo de helada. El mes de mayo fue atípico ya que se empezaron a encontrar temperaturas por encima de los 35º C y ausencia de lluvias. El verano, sobre todo el mes de julio y los primeros días de agosto, las temperaturas fueron extremadamente altas, llegando a superar los 40º C, durante varios días consecutivos. Pese a las condiciones extremas, la viña adaptó su desarrollo fisiológico a un año seco y cálido como el vivido. La vendimia de las variedades blancas arrancó el 30 de agosto y finalizó el 12 de septiembre