Presentación: Procede de las viejas botas de la antigua bodega de Gaspar Florido.
Los primeros datos relativos a la actividad bodeguera de la familia Florido se remontan al siglo XVIII. Pero no fue hasta el año 1800, con José María Florido y Calderón de la Barca, cuando se inician las primeras acciones comerciales y exportadoras. Años más tarde, en el 1880 se crea la primera firma bodeguera 'Florido Hermanos', que posteriormente fue adquirida por la hoy desaparecida Pedro Domecq. En 1942, D. Francisco Florido, padre de D. Gaspar, retoma la actividad bodeguera en Sanlúcar de Barrameda que será continuada por su hijo hasta la venta a Pedro Romero S.A.
La bodega era propietaria de un viñedo excepcional de 33 has en el pago sanluqueño de Miraflores, llamado Viña Armijo. De este viñedo salieron la práctica totalidad de sus caldos aunque, de forma excepcional, algunos años compraba uva a otros viticultores. Siempre se consideraron puros tradicionalistas y absolutos artesanos de la viña y bodega. Esta bodega siempre estuvo considerada como la bodega con los vinos viejos de la máxima calidad, empeño que puso la familia Florido en su actividad a lo largo de su historia.
Gaspar Florido fue una pequeña bodega de carácter artesanal, ubicada en Sanlúcar de Barrameda, que comercializaba en el mercado interno y de exportación, toda la gama de vinos propio de la zona como son las manzanillas, amontillados, palos cortados y el amoroso cream. Vinos todos, de excepcional calidad y artesanía que, se obtienen por el sistema de criaderas y soleras que envejecen en vasijas de roble americano; y que son envinadas para iniciar la crianza de vinos, en sus bodegas, durante un mínimo de ocho años.
Viticultura y Elaboración:
Crianza entre 35 y 40 años en bota de 600 litros de roble americano.